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28 agosto, 2018

[Artículo] Migración venezolana y el enfoque de seguridad

            Estos últimos días las medidas adoptadas por el Gobierno en relación a la migración venezolana han sido noticia en los diversos medios de comunicación. Por un lado, a partir del 25 de agosto solo podrán ingresar al Perú aquellas personas de Venezuela que cuenten con su pasaporte. Además, el Permiso Temporal de Permanencia, documento que permite trabajar y residir legalmente en el país, únicamente podrán tramitarlo aquellos migrantes que ingresen al país antes del 31 de octubre de 2018 (y no antes del 31 de diciembre como se había dispuesto anteriormente). Adicionalmente, solo se podrá tramitar dicho documento hasta el 31 de diciembre del presente año.  Sin duda alguna, estas medidas van a tener fuertes consecuencias en la vida de miles de migrantes venezolanos que se ven obligados a salir de su país debido a la fuerte crisis que enfrenta y que buscan una mejor vida en Perú.

Las ciencias sociales han constatado que el hecho de poner mayores restricciones a la migración sin atacar las causas de las mismas no trae como consecuencia la disminución de las personas migrantes. Más bien, lo que produce es un empeoramiento de las circunstancias en las que la población realiza su travesía migrante. Deben asumir mayores riesgos para superar las trabas puestas por los gobiernos lo que otorga mayor poder a las mafias de tráfico ilícito de personas e incrementan los actos de corrupción en la frontera.

Además, al no promoverse la regularización migratoria, las personas permanecerán en el país en condición administrativa irregular. Esto les llevará indefectiblemente a encontrarse en una situación de vulnerabilidad mayor y a permanecer en el mercando informal de trabajo, con todas las consecuencias negativas que ello trae para las personas y para el país.

Por lo tanto, esto nos lleva a preguntarnos si las medidas adoptadas por el Gobierno son las más adecuadas para realmente promover lo que las autoridades afirman: un enfoque de seguridad y una inmigración ordenada, informada y segura; o, si más bien, van a tener el efecto contrario.

Sin duda, la crisis de Venezuela y el éxodo que ha producido requiere de políticas regionales que den una solución duradera a este fenómeno. Pero, en lugar de reforzar las fronteras los Estados deben trabajar conjuntamente para promover la tendencia hospitalaria que ha caracterizado Latinoamérica frente al fenómeno de las migraciones. Para ello, deben partir de la situación de vulneración de derechos humanos que se vive en Venezuela y que diversos países, entre ellos Perú, han denunciado. Además, deben promover una visión positiva de la inmigración luchando contra las falsas noticias que fomentan la xenofobia. Y por último, basarse en una definición amplia de seguridad, que además de tener en cuenta la seguridad nacional y ciudadana, se fundamente en la seguridad de las personas.

Artículo publicado en el diario El Peruano el 28/08/18

Sobre el autor:

Isabel Berganza

Vicerrectora académica de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

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