La crítica a la meritocracia es el tema más relevante, expuesto en la obra "La tiranía del mérito" ¿Qué ha sido del bien común? (2020), del filósofo estadounidense Michael Sandel (1953). Este libro explora por qué el ideal meritocrático conspira contra los conceptos de bien común y unidad social. Sandel argumenta que, en una sociedad desigual, quienes alcanzan la cima creen que su éxito tiene una justificación moral, atribuyéndolo a su talento y esfuerzo, pero ignorando la ayuda recibida, los dones innatos o la buena suerte de vivir en una sociedad que premia sus aptitudes. Esta visión de seres autosuficientes y "hechos por sí mismos" dificulta el cultivo de la gratitud y la humildad, sentimientos esenciales para preocuparse por el bien común.
Sandel detalla las consecuencias negativas de la ética meritocrática, señalando que fomenta la soberbia entre los ganadores y la humillación y el resentimiento entre los perdedores. Esta lógica, donde el éxito es obra propia y el fracaso culpa del otro, resulta corrosiva para la sociedad. La concepción tecnocrática de la política, ligada a la fe ciega en los mercados y el proyecto globalizador implementado en las últimas cuatro décadas, ha profundizado la desigualdad y erosionado la dignidad del trabajo, generando una sensación de desamparo y rechazo al enfoque tecnocrático. Fiel a la indagación filosófica más profunda, el libro traza las raíces de la meritocracia moderna hasta debates teológicos históricos sobre la salvación y la gracia, donde la creencia de que la prosperidad es consecuencia del mérito ha derivado en la idea actual de que la riqueza es sinónimo de talento y esfuerzo, y la pobreza de indolencia, llevando a una suerte de "expulsión de la gracia" por parte del mérito.
Por todo ello, según Sandel, la meritocracia es un "mito". Incluso una meritocracia ideal, donde todos compiten en igualdad de condiciones, no sería justa porque el tener un talento innato o vivir en una sociedad que valore ciertas aptitudes es cuestión de buena suerte o azar, no de merecimiento. Además, no hay que olvidar que es la sociedad la crea las condiciones para que algunos alcancen mayores logros que otros. De ahí que resulta una enorme falacia considerar que “hay gente que se hace sola”. Asimismo, Sandel destaca cómo la educación se ha convertido en el remedio central para combatir la desigualdad, lo cual, según este filósofo, es una "fantasía moral" que desvía la atención de las políticas de poder y la economía real que generan la desigualdad. Como alternativa, Sandel propone no solo la justicia distributiva, sino también una justicia contributiva, que enfatice nuestro papel como productores y nuestra contribución al bien común, buscando el reconocimiento social derivado de ello. El objetivo es recomponer los vínculos sociales, fomentar la humildad, y crear condiciones para que todos los ciudadanos, independientemente de su riqueza o prestigio, puedan llevar vidas dignas con trabajos socialmente valorados, reconociendo que no somos seres autosuficientes y que nuestro destino debe ser más compartido.
Este libro es interesante también porque su análisis de la meritocracia mueve el debate sobre si el populismo es un rechazo a la meritocracia o un deseo de su retorno, señalando que la "queja populista va dirigida contra la tiranía del mérito". Asimismo, es importante porque aborda el surgimiento de los populismos autoritarios y su resentimiento, buscando el porqué del "distanciamiento social".
Lea la columna de profesor Ricardo Falla Carrillo en Rpp.pe
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Sobre el autor:
Ricardo L. Falla Carrillo
Profesor asociado a tiempo completo del Departamento de Filosofía y Teología de la UARM.