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30 noviembre, 2017

[Artículo] América Latina en color sepia

          Las democracias de América Latina han logrado navegar, por primera vez en su historia, un ciclo de procesos electorales y alternancias de distintos signo. La travesía de estabilidad a nivel del régimen, que registra una andadura virtuosa con de más de tres décadas en su haber, no ha estado exenta de ciertos elementos nocivos que con diferentes intensidades reaparecen para mostrar su resistencia. Son los reflujos tóxicos de un andamiaje institucional con niveles variables de fisuras que podrían dificultar la posibilidad de asentar democracias de mayor calado según demandan y anhelan las mayorías. Como tema pendiente, de acuerdo a lo que indican desde hace tiempo los ciudadanos en diversos estudios de opinión, aparece recurrentemente los resultados en forma de bienes públicos de calidad que no están llegando de manera suficiente a pesar del ciclo expansivo que hemos recorrido en la región. La precariedad de los estados en esta materia dilata una mayor cohesión y bienestar. Es por ello que la ciudadana expresa claramente una demanda de gobernanza que se presenta todavía esquiva e incompleta y que supone mucho más que el consenso bastante extendido que hemos logrado conseguir sobre las reglas de juego para el acceso al poder, con las elecciones como la única alternativa posible.

A modo de una lista incompleta de algunos de los temas que componen los déficits que nos aquejan y nos alejan de una mayor dosis de gobernabilidad democrática, podríamos colocar a la corrupción como la cuestión de mayor potencial corrosivo.  En este terreno y a juzgar por las respuestas que han tenido lugar en los países donde el esquema de Lava Jato ha operado, existen más interrogantes que certezas sobre la voluntad de ir a fondo en las denuncias que se conocen. La contracara de este espinoso asunto es la oportunidad que se ha generado de blindar nuestros sistemas judiciales pero tampoco aparecen signos demasiado alentadores.  

En Brasil, origen de este magma de gobernabilidad mercantilista, jueces y fiscales pusieron contra las cuerdas a los empresarios que protagonizaron este esquema pero con resultado distinto en el entramado político que participaba de esta funesta relación. La justicia avanzó contra la cúpula del partido de los trabajadores, incluyendo al ex presidente Lula, aunque para los políticos de otros partidos, que tienen cuentas pendientes en la justicia,  la vara ha sido más corta. El ambiente se ha vuelto más confuso con la utilización controversial del instrumento revocatorio para desplazar del ejecutivo a Dilma Rousseff, so pretexto de manejos administrativos incorrectos. El desplazamiento en cuestión, movilizado por políticos sobre los que pesan también graves sospechas de corrupción, forzó esta herramienta democrática hasta el límite la legalidad. En esta compleja dinámica se monta encima un menú con políticas regresivas en materia de derechos que ahonda el proceso de deslegitimación del sistema.

Artículo publicado en Otra Mirada 29/11/2017

Sobre el autor:

Santiago Mariani

Docente de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

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