¿Cuáles son los espacios de diálogo y debate en la pandemia? Hay un cambio cultural en las formas de relacionarnos, de aprender y vivir, sin embargo, en esos ámbitos ¿cómo se están dando los cambios en el fuero político? ¿cómo participan los ciudadanos de la gobernabilidad y de la vida de las ciudades?
La tercera y cuarta pantalla (las pantallas de las computadoras y de los celulares respectivamente) están permitiendo recrear espacios de conversación vitales, foros virtuales para la democracia, sin embargo, algo innegable es que el encuentro y la cercanía forman parte de la cultura y de nuestra historia como civilización y Estado.
Retomar el tejido social que da espacio a lo colectivo y la participación de las personas debe ser uno de las prioridades cuando se tenga la vacuna; pero, en tanto, las soluciones alternativas, en lo que se ha llamado “la nueva normalidad” consisten en mantener el telecontacto y el uso de las redes sociales para emitir opiniones.
La pandemia ha marcado la agenda sanitaria y de salud pública, pero no se debe bajar la guardia en lo político. La agenda política ciudadana no desaparece con la pandemia; se deben generar espacios para el debate público y político, dar voz a los otros, tener información sobre la actuación de los políticos, y los postulantes a la política para conocer diferentes puntos de vista. En ese contexto, el papel de las instituciones y organizaciones con valores y misiones mediadoras es clave para promover la participación ciudadana.
La participación y escucha activa para llegar a la coexistencia social se construye día a día; desde distintos espacios y medios (ahora virtuales), en diferentes idiomas y lenguas para hacer realidad la democracia y hacer florecer la verdad y la justicia. Según Charles Taylor, “para que exista debate, se presupone la conciencia de la importancia que se da a la conversación, en espacios colectivos. El hecho de tener una conversación implica ceder a posiciones de poder; los bienes comunes (gestionados por actores públicos) deben estar abiertos a crítica” (y a la fiscalización).
La teoría de la opinión pública destaca en diferentes tiempos y épocas el papel de los estados, medios, instituciones y ciudadanos para consolidar la democracia, la legitimidad y el consenso en el ámbito de lo público y político. La verdad y la justicia son valores que están en la base de los bienes comunes y de lo ciudadano; el problema de no generar esos espacios es que pueden aparecer sujetos poco proclives a lo democrático para limitar libertades y derechos.
Participar, estar presentes en la democracia significan actos de vigilancia permanente, que se comparten en comunidad, contra lo autoritarismos, el poder desmedido, la mentira y la injusticia. El papel de los ciudadanos en las agendas políticas se reconfigura en la pandemia a través de su presencia en espacios virtuales que escenifican o representan al Estado y a la sociedad.
Artículo publicado en el Diario Oficial El Peruano el 15/10/2020
Sobre el autor:
Franklin Cornejo