Lo que se necesita para hacer revivir la producción, la inversión y el empleo en los tiempos del COVID-19 no es una economía dedicada al rescate de las grandes empresas, sino una inversión gubernamental generalizada que active los sectores estratégicos en manos de la propiedad pública.
Existe una enorme incertidumbre en torno al COVID-19, apenas lo conocemos hace cuatro meses y cada día que pasa las investigaciones demuestran nuevas facetas de su ferocidad y virulencia. ¿Volveremos a la normalidad? ¿Se podrá hallar una vacuna? ¿Cuánto durará el confinamiento? Son preguntas para las cuales no hay respuesta, solamente especulaciones. Para lo que no hay ningún tipo de especulación y discusión es que el bloqueo en la economía ha generado y generará una caída nunca antes vista en el empleo, la producción, los ingresos y la inversión. El New York Times señala que la tasa de desempleo en Estados Unidos es la más alta desde la Gran Depresión. El diario El País de España indica que “Los efectos de la COVID-19 dan un golpe sin precedentes al mercado laboral y elevan la cifra de parados a 3,5 millones”. En Francia el diario Le Fígaro habla de “algo jamás visto”, al informar que el seguro de desempleo parcial fue solicitado por 544,000 compañías, el equivalente 5.8 millones de trabajadores. La OCDE afirma que “por cada mes de contención, habrá una pérdida de 2 puntos porcentuales en el crecimiento anual del PIB”. En el Perú, citando fuentes del Poder Ejecutivo, el diario El Comercio revela que “más de 1 millón de trabajadores de mypes perderán su empleo por efecto del COVID-19”.
Si bien es cierto que el Gobierno de los Estados Unidos ha aprobado un rescate de dos billones de dólares para salvar a la economía, estos paquetes tendrán una ínfima repercusión en los trabajadores y los desempleados, tal y como ocurrió en la crisis bancaria del 2008. En nuestro país, Piero Ghezzi afirmó que los S/. 30 mil millones existentes como garantía de los créditos del programa “Reactiva Perú”, no beneficiarán en nada a las mypes. De acuerdo con el exministro se corre el riesgo de una cadena de quiebras y de desempleo masivo.
Entonces ¿Cómo salimos de esta?, de acuerdo con el economista británico Michael Roberts, “lo que se necesita para hacer revivir la producción, la inversión y el empleo no es una economía que se dedique a rescatar a las grandes empresas con subvenciones y préstamos. La caída solo podrá revertirse con una inversión gubernamental generalizada, con los sectores estratégicos en manos de la propiedad pública y con una dirección estatal en los sectores productivos de la economía”.
Roberts argumenta su hipótesis con el trabajo de Andrew Bossie y J.W. Mason (2020), que demostraron que durante la administración Roosevelt, el sector privado a pesar de todo tipo de garantías, incentivos y préstamos, “no podía cumplir con el esfuerzo de la guerra, ya que no invertía ni aumentaba su capacidad productiva sin garantías de obtener beneficios. La situación obligó a grandes inversiones públicas directas y se impuso una dirección planificada desde el gobierno.”
Asimismo, Bossie y Mason identificaron que el gasto federal estadounidense entre 1942 y 1945 se incrementó a un promedio de un 40 % del PIB. Es más, Roosevelt creó varias agencias gubernamentales que no solo adquirían bienes y servicios, sino que tenían una amplia intervención en las empresas privadas y en sectores industriales enteros.
La gran pregunta es ¿está el Estado peruano en condiciones de realizar una inversión gubernamental generalizada, con sectores estratégicos en manos de la propiedad pública y planificar a los sectores productivos de la economía? Claramente la respuesta es no. Para alcanzar tal fin, se deben implementar varios lineamientos estratégicos. Volveremos sobre eso en una próxima columna.
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Sobre el autor:
Alonso Cárdenas
Docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya