El movimiento político que se niega a aceptar los resultados electorales, está invocando fuerzas que no comprenden y que fácilmente se pueden salir de control, generando una situación de dramática inestabilidad en el país.
El Aprendiz de Brujo es un poema sinfónico escrito por el francés Paul Dukas en 1897. Esta obra se basa en la balada homónima del alemán Johann Wolfgang von Goethe. El argumento principal narra la historia de un aprendiz de mago que, aprovechando la ausencia de su maestro, da vida a una escoba para que haga el trabajo que a él le fue encomendado. Sin embargo, al no poder encontrar las palabras mágicas para detener a la escoba, esta se parte en dos y genera un tremendo caos que solamente es controlado con la llegada del maestro.
Una de las enseñanzas de esta historia es que existen fuerzas que no estamos preparados para manejar y que si las liberamos pueden generar un gran daño. De igual forma, cada una de nuestras acciones acarrea consecuencias y es una clara señal de inmadurez dejarnos llevar por lo que nos apetece, nos fastidia o nos irrita.
Lo que estamos viendo en la política peruana post 6 de junio se asemeja peligrosamente a la historia de Dukas. La lideresa de Fuerza Popular hace el papel de aprendiz de hechicero y está jugando irresponsablemente con fuerzas que escapan a su compresión y que después va a ser muy difícil controlar. La situación es sumamente grave y puede terminar con una explosión social similar a lo visto en Chile o Colombia, o aún peor. El Perú es ahora mismo un barril de pólvora.
Una primera fuerza es la indignación, la intención de Fuerza Popular de anular de manera irregular 200 mil votos de las zonas más alejadas e históricamente discriminadas del país, puede generar una ola de rechazo de tal magnitud que cimbraría al país hasta sus cimientos.
Una segunda fuerza que luego va a ser muy difícil de controlar es el llamado para que las Fuerzas Armadas “pongan orden”, pedido realizado por algunas personas quienes respaldan su candidatura. Hace pocos días, algunos militares en retiro se manifestaron en el Óvalo Quiñones a favor de que el Jurado Nacional de Elecciones acepte los pedidos del partido de Fujimori. El presidente Sagasti ha solicitado al Ministerio Público investigar a los ex altos mandos por atentar contra los valores democráticos, la Constitución e incitar al levantamiento.
Una tercera fuerza es la dimensión internacional, el departamento de Estado de los Estados Unidos ha calificado a las recientes elecciones presidenciales como “un modelo de democracia en la región”. La Misión de Observadores de la Organización de Estados Americanos ha felicitado al Perú por “por una jornada electoral pacífica y democrática”. Por su parte, la Unión Europea y Estados miembros “consideran que el proceso electoral del 6 de junio ha sido libre y democrático”. Dinamitar la voluntad popular expresada en las urnas convertiría al Perú en un paria internacional, con un gobierno ilegítimo al que se le cerrarían las puertas de diferentes organizaciones internacionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, justo ahora que el país atraviesa una severa crisis económica.
Una cuarta dimensión es el sabotaje que está sufriendo el Jurado Nacional de Elecciones. La deplorable e irregular declinación del señor Luis Carlos Arce Córdova a su función como miembro del pleno del JNE afecta el normal funcionamiento de este órgano colegiado. El objetivo de esta ilegal renuncia es seguir dilatando la proclamación de Pedro Castillo como presidente del Perú y por ende ganar tiempo. El fin de todo esto es cada vez más claro, llegar a 28 de julio sin presidente para que el Congreso entrante convoque a nuevas elecciones, mientras que el vicealmirante en retiro Jorge Montoya Manrique, el congresista más votado, asume la presidencia del Perú interinamente.
A manera de conclusión, en su desesperación el movimiento político que se niega a aceptar los resultados electorales, está invocando fuerzas que no comprenden y que fácilmente se pueden salir de control, generando una situación de dramática inestabilidad en el país. El Perú no está para juegos ni experimentos de aprendices de brujos. La voluntad popular expresada en las urnas y la institucionalidad democrática deben ser respetadas.
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Sobre el autor:
Alonso Cárdenas
Docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya