La COVID-19 ha afectado de manera muy crítica a un sector estratégico para la economía peruana. El Estado debe convertir esta situación en una oportunidad, con el objetivo de que finalmente tengamos un sector ordenado, formal, seguro y sostenible.
El turismo es un sector estratégico vital para la economía. De acuerdo con datos de la Organización Internacional del Turismo (OMT), esta actividad representa el 10% del PBI mundial y genera uno de cada once puestos de trabajo a nivel global. Según la OMT (2015), el turismo ocupa el cuarto puesto en categoría de exportación a escala mundial, por detrás de los combustibles, los productos químicos y la alimentación.
En el Perú, según el Plan Estratégico Nacional de Turismo (PENTUR) del año 2015, este rubro generó el 3.9% del PBI nacional, vale decir S/ 23,5 miles de millones de soles. De igual forma es responsable de la creación de aproximadamente 1,3 millones de puestos de trabajo directos e indirectos, el equivalente al 7,4% de la Población Económicamente Activa (PEA). El PIB turístico puede desglosarse en transporte de pasajeros (27%), provisión de alimentos y bebidas (22,6%), alojamiento (14%) y agencias de viajes (3,2%). Estas cuatro actividades son responsables del 66,8% de la dinámica económica del sector.
Hasta antes de la llegada de la pandemia, la actividad turística nacional mostraba una evolución sumamente interesante. Por ejemplo, la llegada de visitantes internacionales durante el periodo 2009-2019 pasó de 2 millones 680 943 a 5 millones 275 266. Sin embargo, en el 2020 durante los meses del confinamiento más severo, vale decir abril, mayo y junio, la llegada de turistas internacionales fue cero.
Es decir, de acuerdo con data de Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR), la COVID-19 significó un desplomé de 71.5% de la llegada de turistas internacionales, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esto equivale a un flujo negativo de 2 millones de visitantes. El reporte mensual de turismo agosto 2020, elaborado por MINCETUR, señala que la llegada de turistas de América del Sur cayó 69,1%, Norteamérica tuve un desplome de 75,5%, Europa mostró una caída de 74,8%, Asia 70,6% y Oceanía 77.3%, tomando como referencia el mismo lapso del año anterior.
MINCETUR estima una caída de 79,4% del turismo internacional para el año 2020, es decir un flujo negativo de 3,5 millones. Por otra parte, el turismo interno disminuirá 69.8%, pasando de 48,6 millones el 2019 a 14,7 millones el 2020.
Este colapso inédito también tiene un impacto en la generación de divisas. De acuerdo con MINCETUR, las divisas para el país por turismo receptivo iban en franco ascenso. Estas pasaron de 2 mil 440 millones de dólares en el año 2009, a 4 mil 784 en el año 2019. Sin embargo han tenido un frenazo colosal en el 2020, con el respectivo impacto en la generación de empleo.
Por lo tanto ¿Qué hacer? Como bien señala la Ministra Barrios, la actividad turística pre COVID recién volverá el año 2026. Ante este escenario el Perú debe reorientar su capacidad turística, es decir ponerse a trabajar en mejorar y ordenar la casa para comenzar a recibir turistas en 4 o 5 años. Debemos ser sinceros y asumir que la llegada de turistas es muy difícil que se dé antes.
¿Por dónde comenzar? Algunos lineamientos ya los ha recogido el PENTUR, pero deben ser actualizados y mejorados. Empero rescato algunos que me parecen sumamente relevantes: i) Priorización de la inteligencia turística; ii) Desarrollo de destinos competitivos; iii) Desarrollo del capital humano; iv) Mejora de la calidad de los servicios y productos turísticos; v) Fortalecimiento de la gestión para la seguridad turística; y vi) Fortalecimiento de la gestión pública.
A manera de conclusión, el turismo es un sector clave para el país, en tanto tiene una enorme repercusión en la generación de divisas y puestos de trabajo, especialmente los descentralizados. El Estado debe tomar esta situación crítica muy en serio y convertirla en una oportunidad, con el objetivo que finalmente el Perú tenga un sector turístico ordenado, formal, seguro y sostenible.
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Sobre el autor:
Alonso Cárdenas
Docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya