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10 marzo, 2023

[Artículo RPP] Alonso Cárdenas: El creciente problema del fentanilo en los Estados Unidos

El problema de las drogas, así como los principales problemas sociales, no se resuelven con armas o con intervenciones militares, sino desde una perspectiva de salud pública. Es fundamental el diseño de una estrategia conjunta que aborde las causas estructurales.

El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) indica que el fentanilo es un opioide sintético 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más potente que la morfina. Existen dos tipos de fentanilo, el farmacéutico y el fabricado ilícitamente. El primero es recetado por los médicos y se utiliza para tratar dolor intenso, por ejemplo, después de una operación o en las etapas más avanzadas del cáncer.

El segundo se encuentra en los mercados ilegales en diferentes formas: polvo (pastillas) o líquido. En polvo generalmente se mezcla con otras drogas como la cocaína, heroína y metanfetaminas. En su forma líquida, se manifiesta como aerosol nasal, gotas para ojos o pequeñas partículas que se colocan en golosinas.

El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas muestra un incremento alarmante de las muertes por sobredosis de fentanilo en los Estados Unidos. El 2015, la cifra de fallecidos fue de 52 mil 404. El número se incrementó a 70 mil 630 en el 2019, subiendo a 91 mil 799 el 2020 y llegando a 106 mil 699 el 2021. Es decir que, en alrededor de 5 años, la cifra se duplicó.

¿Cómo llega la droga al mercado estadounidense? Un informe del Departamento de Justicia halló que en China existen alrededor de 5 mil laboratorios que producen fentanilo. La droga es enviada por barcos mercantes hacia los principales puertos del pacifico mexicano, como Manzanillo, Colima y Lázaro Cárdenas. Una vez en suelo azteca, el opioide se mueve en diferentes laboratorios clandestinos donde se le incorporan otro tipo de drogas como la heroína y cocaína, que posteriormente son contrabandeados a los Estados Unidos, principalmente por la ciudad de San Diego, California.

Las autoridades han identificado que las principales organizaciones involucradas en el tráfico de fentanilo son el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación. La BBC establece que la alianza entre los citados carteles y organizaciones chinas se debe al enorme margen de ganancia que produce el opioide. Elaborar un kilo de fentanilo cuesta en promedio unos 32 mil dólares. Con ese kilo se puede producir hasta un millón de dosis, equivalentes a 20 millones de dólares en el mercado estadounidense.

A nivel político, la situación se ha deteriorado significativamente. El pasado 12 de enero, un grupo de congresistas republicanos presentó un proyecto de ley para declarar a los carteles de la droga como “grupos terroristas”. De igual forma, un grupo de senadores llevan varios meses solicitando que el ejército se involucre abiertamente en la guerra contra este flagelo. Senadores republicanos como Lindsey Graham y John Neely Kennedy solicitaron durante una conferencia de prensa usar “fuerza militar” para destruir los laboratorios donde se produce el fentanilo, ubicados en México. Como era de esperarse del otro lado de la frontera, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ha condenado la propuesta de los republicanos, calificándola de “intervencionismo y propaganda estadounidense”.

A manera de conclusión, la evidencia ha demostrado que el problema de las drogas no se resuelve con armas o con intervenciones militares, sino desde una perspectiva de salud pública. Está claro que los Estados involucrados deben sentarse a diseñar una estrategia conjunta que aborde las causas estructurales del problema, y no solamente las consecuencias.

Lea la columna del autor todos los viernes en Rpp.pe 

Sobre el autor:

Alonso Cárdenas

Docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

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