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8 agosto, 2019

[Artículo RPP] Aldo Vásquez: Fernández Sessarego

A pocos días de la muerte de Carlos Fernández Sessarego recordamos al jurista universal, que supo mantener un compromiso cívico y político ejemplares, al mismo tiempo que una defensa indeclinable de la persona humana y de su libertad.

Hace pocos días falleció Carlos Fernández Sessarego, jurista peruano universal. Aunque no fui su alumno, pude acercarme a él en los ochenta. Años después haciendo el doctorado, cuando hurgaba en la centenaria biblioteca bilbaína de la Universidad de Deusto, confirmé con orgullo de peruano la valía de nuestro civilista, cuyos libros y artículos eran de los pocos de autores latinoamericanos consultados por sus pares europeos y ofrecidos como referencia para sus alumnos.

Profesor de Sociología Peruana, Filosofía del Derecho y de casi todas las ramas del Derecho Civil en nuestro país, fue convocado como profesor visitante en las universidades de Siena, de Nápoles, Autónoma de Madrid, y en la de Buenos Aires. Además de una veintena de libros publicados en el Perú, sus aportes fueron también acogidos en unas cuarenta obras colectivas en América y Europa. A esta amplia producción se sumaron dos centenares de artículos académicos, innumerables notas de opinión, casi cincuenta prólogos y centenares de conferencias y ponencias expuestas en todos los confines de la tierra. A ello debe adicionarse sus colaboraciones en la Enciclopedia Jurídica OMEBA, en la Enciclopedia Italiana Treccani y en la Enciclopedia de la Responsabilidad Civil, editada en Buenos Aires.

Fernández Sessarego mantuvo también un compromiso cívico y político ejemplares. Fue cofundador en 1943 de la Unión de Estudiantes Católicos del Perú (UNEC) y Miembro del “Centro Fides”, de estudios cívico-sociales (1950-1952), espacios donde forjó su vocación humanista y su compromiso social cristiano. Su oposición a la dictadura de Odría motivó su detención y encarcelamiento junto al candidato opositor a la Presidencia de la República, Ernesto Montagne. Fue fundador del Partido Demócrata Cristiano (1956) al que representó como Ministro de Justicia (1965) en el marco de la Alianza AP-DC. Ocupó interinamente la Secretaría General de ese Partido en 1967, año en que se apartó de la actividad política. Miembro del Directorio de la Asociación Civil “Transparencia”, la suya ha sido una voz comprometida con el Estado de derecho, alzada en artículos y reportajes contra el  autoritarismo de los noventa.

Una de sus contribuciones más notables fue su Teoría Tridimensional del Derecho. El Maestro se opuso al positivismo que estudiaba el sistema normativo lejos de su fundamentación axiológica y de su relación con las conductas. No podía admitir un derecho sustentado únicamente en la norma, ni su estudio debía constreñirse a su exégesis, sino que debería constatar su eficacia en la realidad que regula y en los valores que busca edificar. De su humanismo trascendente derivaron también sus más relevantes aportes al Derecho Civil: la protección de la vida desde la concepción y su consagrada doctrina sobre el “daño al proyecto de vida”, incorporada en la jurisprudencia internacional por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en sentencia de 1997.

Cuando escribo estas notas recuerdo el privilegio de haber pronunciado la laudatio en su incorporación como profesor honorario en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya en el 2013. Repito como entonces: “…es también la ocasión de seguir mirando al porvenir bajo su sombra, presentándolo ante nuestros futuros abogados como modelo ejemplar, digno de emulación en su inquietud académica, en su amor por el derecho, en su coherencia cívica y en su indeclinable defensa de la persona humana y de su libertad”.

 

Artículo publicado en RPP.pe

Sobre el autor:

Aldo Vásquez Ríos 

Vicerrector académico de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

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