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5 marzo, 2019

[Artículo RPP] Lo novedoso y positivo de la Política Nacional de Competitividad y Productividad

Es un cambio significativo que el MEF proponga una política nacional y no solo un plan de acción. Así también que ponga énfasis en las condiciones necesarias para la generación del bienestar de todos los peruanos y en el rol crucial de la productividad.

El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha elaborado y publicado, en enero de este año, un documento denominado: Política Nacional de Competitividad y Productividad (PNCP). En esta entrega vamos a exponer los aspectos positivos y en la siguiente los aspectos más polémicos.

Para empezar, es positivo que se plantee como “políticas” en lugar de un “plan”, que es lo que ha ocurrido en otras oportunidades. De esta manera se busca explicitar lo que se quiere, cuáles son las prioridades y la estrategia, antes de enfatizar los detalles de las metas y resultados. Esta metodología propicia una mayor participación y da un mayor margen para las opiniones, críticas y propuestas. El Plan viene a ser una segunda etapa, luego de un primer debate sobre las orientaciones generales.

En segundo lugar, es positivo que se visibilice con claridad el rol crucial que cumple la productividad, tanto en el diagnóstico de la realidad peruana, como en las políticas para lograr el crecimiento y el bienestar de la población. Esto no ha ocurrido en los documentos anteriores del MEF y de otras instituciones públicas que solo mencionaban a la competitividad como objetivo central; y la competitividad, si bien es un concepto útil y poderoso, tiende a ocultar y soslayar a la productividad.

En tercer lugar, el objetivo general de la política busca “proveer las condiciones necesarias para la generación del bienestar para todos los peruanos”, es muy adecuado. Si bien la formulación podría ser un poco más directa, el hecho que se busque el bienestar de todos es un avance respecto a otros documentos en los que se busca el crecimiento o el desarrollo. Estos conceptos son medios para lograr el bienestar de la población y el poner énfasis a la palabra “todos” es un avance pues hay que ocuparse de los más débiles y vulnerables del país.

En cuarto lugar, es bastante novedoso y positivo, haber construido el documento con los siguientes enfoques: intersectorial, intercultural, territorial, basado en derechos humanos, de género e intergeneracional.

En quinto lugar, las prioridades están bastante bien planteadas. Poner por delante a la infraestructura económica y social es un acierto, no solo porque es una de las condiciones básicas para el bienestar y el desarrollo, sino principalmente porque es el principal generador de empleo adecuado. Las otras prioridades, como la educación (capital humano), innovación, financiamiento, mercado laboral, exportaciones, institucionalidad y sostenibilidad ambiental, son apropiadas, en su formulación general y en el orden. El tema de la sostenibilidad podría aparecer junto con el bienestar de la población en el objetivo general, pues es el reto más importante que tiene el Perú, y la humanidad entera.

En sexto lugar, en el objetivo prioritario 5 (mercado laboral dinámico y competitivo para la generación de empleo digno), se plantea con claridad que el problema principal a encarar es la elevada informalidad laboral. Se recoge como válida la cifra que el 72.5 % de la PEA se encuentra en situación de informalidad. En realidad, este es el principal problema del país, no solo del mercado laboral, y su solución pasa por un incremento masivo de la productividad en estas actividades y en las formales; con lo que regresamos al título de documento en el que se le menciona.

Lea la columna del autor todos los lunes en Rpp.pe

 

Sobre el autor:

Fernando Villarán 

Profesor principal de la Facultad de Ingeniería y Gestión de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM)

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