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10 enero, 2019

[Artículo] ¿Sabemos ser un equipo?

         Al hablar de equipo, la primera referencia que se nos viene a la mente es la del deporte. Los aborígenes australianos, descendientes de los primitivos pobladores del continente hace 25000 años realizaban lanzamiento de venablos de caña, de disco de corteza de árbol. En el mungan – mungan y el prun participaban jóvenes y adultos. Estos juegos les permitían pasar una velada, realizar alguna celebración y prepararse para las posibles batallas serias.

Pero, practicar el deporte de modo conjunto, requiere de ciertas características, tal como lo expresa Francisco Seirul-lo Vargas. Se debe ser un espectador especializado, a la vez que especial actor, pues se tendrá que observar las específicas señales que emitan los compañeros y los oponentes e interpretarlas por medio de lenguajes y metalenguajes.

Un equipo es un conjunto de individualidades con habilidades y experiencias diferentes que se organizan y comparten la misma motivación para lograr un fin común. Confían, discuten, negocian, se respetan y la unidad es una de sus principales características. En el siglo XX se instauró en el ámbito educativo la necesidad de aprender a trabajar en equipo; esto implicaba, el saber crear condiciones de cooperación en las que se ponen en juego valores y actitudes. Además, permite saber adoptar el rol de líder para impulsar y mantener el equipo.

Pero… ¿hemos aprendido a ser un equipo? Si se mira en nuestro entorno cuando se nos solicita realizar algo en equipo, lo primero que se hace es fragmentar, distribuirlas tareas en tantas partes cuantas personas intervienen en el pedido. Así lo que se realiza es un trabajo individual que se junta al final (y algunas veces con no muy afortunadas condiciones). Un equipo supone la posibilidad de que todos piensen, propongan, intercambien experiencias y generen nuevos saberes; la condición es que realicen el proceso de inter– entendido como el proceso entre varios.

En términos humanistas se estaría proponiendo trabajar interdisciplinariamente, es decir, utilizando los métodos y la esencia de diversas disciplinas que solo se consigue con diversas personas. Comenzar a entendernos como parte de un equipo requiere comprender que todos tenemos algo que aportar; que siempre habrá otro que tenga diferente experiencia; que estar en sociedad implica saber convivir y ello se aprende día a día en casa, el barrio, la escuela, la universidad, el trabajo y en todos los espacios que debemos habitar.

 

Lea el artículo en el diario El Peruano

 

 

Sobre el autor:

Jenny Canales Peña

Directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

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