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5 octubre, 2021

[Artículo RPP] Ricardo L. Falla: La Escuela Austriaca, ¿de nuevo?

El creciente auge del libertarismo en la Argentina, evidenciado por el movimiento político que lidera el economista Javier Milei, vuelve a poner en la mira pública apellidos como Menger, Mises, Hayek, Rothbard, Hoppe. Autores de una de las escuelas de economía más influyentes del último siglo: la Escuela Austriaca.

 Si algo caracteriza a la Escuela Austriaca es que no se trata de una simple escuela de economía. Pues sus fundamentos no son solo económicos, ni mucho menos, técnicos económicos. Por el contrario, esta escuela es importante, porque sus representantes formularon una teoría sobre la naturaleza humana, sobre la sociedad, sobre la política y sobre la ciencia y el conocimiento. Al extremo, que quizás solo las Teorías Críticas de origen marxiano, puedan estar a la altura de su repercusión y relevancia. De ahí que las contribuciones más importantes de dicha corriente de pensamiento, hayan ejercido influencia sobre la variada constelación liberal, que va desde el socioliberalismo y el ordo liberalismo hasta el libertarismo y el anarcocapitalismo. No sorprenda, por ello, que muchos movimientos y partidos políticos de talante liberal, reconozcan en la Escuela Austriaca a una de sus bases teóricas más importantes.

Toda corriente de pensamiento, incluso de pensamiento económico, posee una teoría metodológica. En el caso del Escuela Austriaca es el Individualismo Metodológico. En este enfoque teórico, los hechos sociales deben ser estudiados tomando en cuenta el comportamiento de las realidades individuales porque son efectivamente observables. Los individuos -y no los grupos- son los que toman decisiones motivados por sus intereses, necesidades o creencias, de modo que no actúan determinados por fuerzas externas a dichas motivaciones. Es decir, no hay detrás un orden global que configure la naturaleza y finalidad de actos. Según el método individual, los conceptos sólo tienen una legitimación teórica y explicativa, y carecen de una existencia social y cultural al margen de los individuos. No “existen”, por ejemplo, las decisiones de una sociedad, clase, nación, cultura o civilización. Pues lo conceptos no toman decisiones, son los individuos los que optan por alguna acción, bajo condiciones muy específicas de elección.

Tomando en cuenta esa premisa, no se puede “diseñar” una sociedad a partir de un conjunto de reglas previas, es decir, a priori. Porque lo que se puede observar, en términos individuales, es la existencia de un orden espontáneo, surgido de la indeterminación. Los individuos, motivados por sus intereses y necesidades, toman innumerables decisiones que los favorecen; pues cada sujeto sabe reconocer qué es aquello que lo beneficia o perjudica. De ahí que cualquier ideología, que sustituya al individuo y a su circunstancia de elección, ocasiona una distorsión de los comportamientos espontáneos, generándose la pérdida de la capacidad elección y, por lo tanto, la pobreza de las personas.

A pesar de sus diferencias, dos de los autores más prominentes de la Escuela Austriaca como Ludwig Von Mises (1881-1973) y Friedrich Von Hayek (1899-1992), consideraron que la mejor forma de preservar la capacidad de elección de los individuos, era por medio de un sistema político legal que garantice un máximo de libertad individual y un mínimo de acción gubernamental.  Pues, cuando el estado y su red de poder burocrático sustituye la capacidad de elección de las personas, se va erigiendo el totalitarismo, cuyas  consecuencias negativas más evidentes son: una mayor pobreza de las personas, la sumisión del individuo a la voluntad del déspota burócrata  y una reducción considerable del progreso material. No es de extrañar, por ello, las preferencias liberales de estos autores.

Las ideas de la Escuela Austriaca han sido sometidas al escrutinio crítico desde diversas concepciones éticas, científicas e ideológicas, poniéndose énfasis en la aparente “insensibilidad” social de sus alcances. Más allá de estos útiles cuestionamientos, conocer las obras de sus representantes y ubicarlas en la historia de las ideas, resulta importante.  Así como es fundamental conocer a la Teoría Crítica marxiana, al Posestructuralismo, etc. Todo suma al momento de conocer mejor el mundo humano. De igual modo, reconocer las nociones centrales de cada escuela de pensamiento, es sustancial para tener mayores elementos al momento de debatir en serio sobre cuestiones públicas.

 

Lea la columna del autor todos los lunes en Rpp.pe

Sobre el autor:

Ricardo L. Falla Carrillo

Jefe del Departamento de Filosofía y Teología de la UARM

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