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15 febrero, 2018

La lucha contra la corrupción necesita de la ciudadanía

La corrupción no es inherente al quehacer político ni al Perú, lo que ha existido desde los inicios de la República son circunstancias y factores que han facilitado y expandido la corrupción. Así lo afirmaron los panelistas de la Mesa redonda Política y corrupción, organizada por la Escuela de Posgrado de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. La falta de institucionalidad democrática, de transparencia y de contrapesos de poder, así como una clase política despreocupada por lograr el bien común, han sido los principales impedimentos para detener el engranaje de la corrupción.

Joseph Dager, analista político y director de la Escuela de Posgrado, explicó que cuando las esferas de lo público y lo privado no están bien diferenciadas, como en la época Colonial en la que los cargos públicos se compraban, entonces se pierde el norte de la función pública: el buen gobierno y la modernización del Estado para brindar más y mejores servicios de calidad a los ciudadanos, fomentando su participación activa y asegurando oportunidades de desarrollo para todos. Para no repetir la historia, advierte que urge una reforma electoral que termine con las inversiones exorbitantes de los candidatos para acceder al Congreso o gobiernos locales y regionales.

El ex defensor del pueblo, Eduardo Vega y director del Instituto de Ética y Desarrollo (IED), comentó que el caso Lava Jato evidenció que el círculo de la corrupción es complejo, global y utiliza al propio sistema político para sus fines. “Muestra la debilidad del Estado para detectar, prevenir y sancionar la corrupción. Durante estos años, no han funcionado los sistemas de contrataciones públicas, ni el control y las auditorias. No ha funcionado el sistema de justicia para sancionar estas prácticas corruptas. El resultado: la impunidad frente a la corrupción”.

José Koechlin, investigador del IED y coordinador del Diplomado en Derechos Humanos de la Ruiz de Montoya, explicó que la corrupción no solo impide la consolidación de la democracia, sino afecta, directamente, la vida de millones de personas que no acceden a salud, educación, vivienda, transporte, seguridad, entre otros servicios públicos que deberían ser de calidad. “Los millones de soles que se pierden por corrupción frustran el desarrollo de pueblos y de las personas más vulnerables. Profundiza la desigualdad y perpetúa la pobreza”.

Los panelistas fueron muy enfáticos en destacar la importancia de la participación ciudadana en la lucha anticorrupción, principalmente a través de grupos de la sociedad civil. Aseguran que sin vigilancia ni supervisión será imposible enfrentar el problema que hoy en el Perú es grave y complejo. “Se convive con la corrupción, la hemos naturalizado y no existe liderazgo para enfrentar este mal”, expresó Eduardo Vega.

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