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4 septiembre, 2018

Homenaje a Mamá Angélica y la incansable búsqueda de su hijo

A quince años de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) y a un año del fallecimiento de Angélica Mendoza de Ascarza, “Mamá Angélica”, se realizó la Jornada Conmemorativa “Con las mujeres en nuestra memoria construimos historia” en el Memorial El Ojo que Llora. El emotivo encuentro contó con la participación de familiares, amigos, miembros de la CVR, estudiantes, dirigentes sociales, colectivos y defensores de los derechos humanos. Quienes la conocieron, en persona y a través de su lucha, destacaron su coraje, determinación y fortaleza.

Mamá Angélica se convirtió en el símbolo de los familiares de desaparecidos y de la búsqueda de justicia. Su testimonio fue clave ante la CVR para conocer las atrocidades que se cometieron en el cuartel Los Cabitos en Ayacucho. Fundó la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos ANFASEP y desde ahí dedicó su vida a apoyar a niños y familiares de víctimas del Conflicto Armado Interno (CAI). Su hijo Arquímedes tenía 19 años cuando se lo llevaron miembros de las fuerzas del orden de Ayacucho el 12 de julio de 1983. Murió a los 88 años sin encontrar su cuerpo, en una lucha por justicia que le tomó más de treinta años.

Eduardo Vega, director del Instituto de Ética y Desarrollo de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, le dedicó unas palabras. Resaltó su mensaje de humildad, tenacidad y de lucha permanente, no solo por tu familia, sino por todas las víctimas de la violencia en el país. “A pesar de las múltiples humillaciones, insultos y prepotencias que sufrió nos podía hablar de temas dolorosos con plena tranquilidad, ternura y firmeza. Su lucha movilizó a mucha gente. Ella no se preocupó solo de Arquímedes, sino por todos. Camino mucho, no se cansó nunca. Es un orgullo haberle entregado la Medalla Defensoría del Pueblo por su destacada labor en la defensa y respeto de los derechos humanos”, expresó.

Marisol Pérez Tello, ex ministra de Justicia y Derechos Humanos, también destacó su capacidad de dar amor y ternura a pesar de tanto dolor.  “Su mayor legado es haber marcado la vida de diferentes generaciones. Mi hija, tras conocerla y compartir momentos con su familia, la considera su heroína y eso es invaluable. Sé que puedo equivocarme al criar a mi hija, pero Mamá Angélica ya le enseñó muchos valores. Por ella, tenemos que seguir luchando para que se termine la incomprensión al Memorial El Ojo que llora, que es un lugar de víctimas y no de victimarios, aquí la gente viene a recordar a sus seres queridos a quienes no pudieron sepultar. Tenemos que aportar desde donde estemos a esclarecer el tema del CAI y la lucha por los desaparecidos. Tenemos la obligación de no dejar que las generaciones olviden. Nos enseñó a nunca claudicar”, señaló.

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