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13 febrero, 2024

[Artículo RPP] Ricardo Falla: Leopoldo Chiappo Galli, a un siglo de su nacimiento

Si hubo algo que muchos pudimos reconocer en Leopoldo Chiappo (1924-2010) fue su enorme disposición a compartir su saber, su reflexión y sus pasiones, con el mayor número de personas posibles, sin escatimar esfuerzos. Humanista, melómano, maestro y dantófilo impenitente, es preciso rescatar su legado y mantener viva su memoria.

En los recuerdos, cuando se nos viene a la memoria el nombre de Leopoldo Chiappo (Chosica, 1924- Lima, 2010), inmediatamente lo asociamos a Dante y a la obra musical de Bach y Wagner. En efecto, a finales de la década de los ochenta, en el auditorio de la extinta fundación Edubanco, estamos asistiendo a una serie de conferencias que Chiappo está realizando sobre las “Escenas de la Comedia” de Dante Alighieri. Las lecturas de ciertos versos del célebre texto dantiano, se unen con interpretaciones libres, algunas bastante temerarias, que logran cautivar al público.

Y en varios momentos, Chiappo, como un mago hipnotizador, agita las manos, eleva el tono de su voz y vincula algún pasaje de la “Comedia” con algún fragmento del vasto catálogo de obras de Bach o con una aria de Wagner.  En tres o cuatro minutos, Chiappo, articulaba con una solvencia sorprendente, temas de filología, filosofía, literatura medieval, música académica, psicología y, ciertamente, la realidad peruana y del mundo. Porque al interior de aquel vendaval de erudiciones humanísticas, latía un profundo interés por el Perú y su futuro.

Filósofo y psicólogo de formación, Chiappo fue profesor en su alma mater, San Marcos, por varios años. Y luego, junto a su admirado maestro, Honorio Delgado, fue uno de los fundadores de la Universidad Cayetano Heredia. A fines de los años sesenta, Chiappo formó parte del Comisión de la Reforma de la Educación, junto a otros intelectuales notables como Emilio Barrantes, Augusto Salazar Bondy, Walter Peñaloza y Ricardo Morales Basadre SJ. Producto de esta comisión fue la truncada reforma de la educación que abortó por consideraciones políticas.

Sin embargo, la participación de Chiappo en esta fallida reforma le llevó a ampliar sus horizontes de reflexión en otros campos, más cercanos a las cuestiones públicas. De ahí que sus obras más conocidas, “Nietzsche: dominación y liberación” (1978), el imprescindible “Dante y la psicología del Infierno” (1984), “Escenas de la Comedia en 3 volúmenes” (1987, 1988, 1990) y “La psicología del amor” (2002), son obras eruditas, pero muy cercanas a la vida de las personas, sobre todo, al interior de una “sociedad en emergencia”, como solía llamarle al Perú el maestro Chiappo.

El hombre que podía sostener una conversación, una clase o una conferencia, donde los nombres de Dante, Virgilio, Liszt, Bach, Wagner, Nietzsche, Jaspers, Freud, Jung, Vallejo, San Juan de la Cruz, Mariátegui, Buda, Mahoma, Cristo, Arguedas, etc., era un hombre de trato, sencillo, generoso con su saber, cercano con afabilidad. Leopoldo Chiappo fue un humanista consumando. Y con su ejemplo, nos enseñó a unir el cultivo de las humanidades el interés científico y la preocupación política y social.

De ahí que, en su estudio sobre el infierno poético de Dante, surgió una categoría ético política certera: “infernalización de la vida”. Es decir, las condiciones que degradan la vida humana, haciéndolas infernales. La obra de Chiappo, sobre todo los textos reseñados, merecen una justa y renovada atención en nuestros días.

Lea la columna del autor todos los lunes en Rpp.pe

Sobre el autor:

Ricardo L. Falla Carrillo

Jefe del Departamento de Filosofía y Teología de la UARM

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