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6 octubre, 2017

[Artículo] La posverdad, el bullshit y el periodismo de opinión

        El 2016 será recordado, entre otras cosas, por la consagración del neologismo “posverdad” (en inglés, post-truth) como “palabra del año” según el diccionario Oxford de la lengua inglesa. De acuerdo con la definición que ofrece este diccionario, el término “se relaciona con o denota circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y la creencia personal”.[1] En nuestro idioma, el uso del término está bien extendido al punto de que la RAE ya anunció su inclusión en el Diccionario de la lengua española para diciembre de este año.[2]

La entrada del diccionario Oxford señala que el término “posverdad” fue utilizado por primera vez por el dramaturgo serbo-estadounidense Steve Tesich en un ensayo publicado en la revista The Nation, de 1992. Tesich se refiere allí a las mentiras con las que el gobierno de George Bush justificó la guerra contra Irak de 1990, las que poco importaron a la opinión pública estadounidense luego de la aplastante victoria militar: “El mensaje del gobierno a nosotros fue este: les hemos dado una victoria gloriosa y ahora les devolvemos su autoestima. Ahora aquí está la verdad. ¿Cuál prefieren?” (1992, p. 13). En el “mundo de la posverdad”, como lo llama Tesich, los políticos son conscientes de que a la ciudadanía le importa más la autoestima colectiva que la honestidad, los resultados que la verdad; en suma, se trata de un mundo en el que la deshonestidad de los políticos se combina con la autocomplacencia de los ciudadanos.

En los últimos años, el término ha sido empleado en estrecha conexión con dos sucesos políticos recientes: el resultado del referéndum sobre la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea y la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. En este último caso, la asociación entre el apellido “Trump” y la posverdad es prácticamente instantánea, ello debido a las mentiras de las que se valió el actual presidente Republicano para sellar su victoria: desde llamar a la candidata rival y a su esposo “criminales” hasta señalar que la partida de nacimiento de Barack Obama es fraudulenta y acusarlo de ser el fundador del Estado Islámico. Para la revista The Economist, Trump es el epítome de la política de la posverdad, alguien que habita en un reino fantástico en el que la emoción y lo que se “siente verdadero” importan más que los hechos.[3]

 

Artículo completo publicado en Ideele Revista n.° 274


[1] https://en.oxforddictionaries.com/word-of-the-year/word-of-the-year-2016

[2] http://www.rae.es/noticias/dario-villanueva-el-termino-posverdad-entrara-este-ano-en-el-diccionario

[3] https://www.economist.com/news/leaders/21706525-politicians-have-always-lied-does-it-matter-if-they-leave-truth-behind-entirely-art

 

Sobre el autor:

Cesar Escajadillo Saldías

Decano de la Facultad de Filosofía, Educación y Ciencias Humanas de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

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