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10 septiembre, 2021

[Artículo] Gonzalo Gamio: La actitud filosófica y la política

La filosofía es una actividad, no un sistema de doctrinas. Ella ha contribuido a examinar críticamente diversas formas de pensar y de actuar. Con frecuencia, las personas organizan su vida a partir de creencias y valoraciones que constituyen una suerte de “sentido común” inarticulado cuya validez es asumida sin hacer mayores cuestionamientos. Esas convicciones sirven de guías para la acción. El Sócrates platónico sugería que la filosofía se propone sacar al ciudadano de aquel letargo que lo invita al dogmatismo: ella actúa como el tábano, cuya picadura produce el despertar del lógos.

El pensamiento crítico pretende producir un proceso de metánoia entre los agentes. Se trata de un cambio en el modo de pensar y de sentir, un movimiento de la conciencia que remueva prejuicios y configure ideas nuevas. Platón sostenía que este trabajo racional se llevaba a cabo en el ejercicio de la conversación; en la dinámica de ofrecer y contrastar argumentos es posible lograr una especie de crecimiento intelectual y moral. El diálogo amplía nuestra perspectiva sobre la realidad y sobre la vida buena. Asimismo, el cultivo de la actividad filosófica nos educa en la escucha de las razones de nuestro interlocutor y en la valoración del debate abierto y honesto.

El proceso dialógico exige el cuidado de aquel hábito que los pragmatistas estadounidenses denominaban “falibilismo”, una actitud lúcida y flexible frente a las propias ideas. El desarrollo de una genuina conversación invita a los participantes a defender su propio punto de vista mientras se cuente con argumentos que lo sostengan, pero también les exige que, si es el caso de que las razones se agotan o se revelan insuficientes, ellos deben estar dispuestos a abandonar sus planteamientos iniciales y a cambiar de posición. El Falibilismo forma así la mente y el corazón en la autocrítica y la tolerancia.

El ejercicio de la actitud filosófica nos protege contra el cautiverio de las ideologías que introducen el dogmatismo en la esfera pública. Para nadie es un secreto de que la política peruana vive un crudo “invierno intelectual” que entorpece el intercambio de ideas y el análisis de los programas de acción. Resulta penoso constatar que la ausencia de la discusión pública ha propiciado que un sector de la ciudadanía encuentre serias dificultades para reconocer que existen concepciones de la política que trascienden los limitados esquemas que enarbolan la extrema izquierda y la derecha conservadora.  Se echa de menos la defensa ciudadana de una visión más sensata y perspicaz acerca de lo que constituye una sociedad justa. La salud de nuestra democracia exige de nosotros el escrutinio de las suposiciones acerca de lo político que encontramos en el espacio común.

Artículo publicado en el Diario Oficial El Peruano el 9/09/2021

Sobre el autor:

Gonzalo Gamio Gehri

Filósofo. Profesor en la carrera de Filosofía de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM) y en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) Autor del libro Tiempo de Memoria. Reflexiones sobre derechos humanos y justicia transicional, y recientemente de El experimento democrático, reflexiones sobre teoría política y ética cívica.

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