Revisemos los factores críticos que debilitan las democracias, señalados por el Latinobarómetro, y que el Perú los reúne de manera simultánea ¿Es factible revertir esta situación?
Se publicó el último Latinobarómetro 2023, encuesta regional que mide las percepciones de la ciudadanía latinoamericana sobre democracia, partidos políticos y autoridades gubernamentales. Los resultados para el Perú son realmente malos, pero no asombran. Lo primero que debemos señalar tiene que ver con la corrupción. Sobre este tema Latinobarómetro ubica a nuestro país como el único en la región donde todos los expresidentes del siglo XXI están o estuvieron presos, perseguidos o condenados por la justicia, sin considerar presidentes interinos.
Por otra parte, este centro de investigación identifica cuatro factores que “debilitan las democracias”. El primero es el “personalismo”, vale decir el atropello de las normas establecidas donde el presidente de la República busca aferrarse al poder. Otra manifestación del “personalismo” se da cuando un candidato perdedor declara la existencia de un “fraude”, debilitando al gobierno entrante. Un segundo factor es la “corrupción”, elemento primordial que tuerce la voluntad popular y la soberanía. Un tercer aspecto tiene que ver con las “presidencias interrumpidas”, que se vinculan con casos de corrupción, clamor popular, destitución por el congreso, o hasta abandono del cargo. Finalmente, como cuarto punto están los “mandatarios interinos”, es decir aquellos sustitutos por norma constitucional, pero que terminan profundizando la crisis de representación. Como se puede apreciar, el deterioro de la democracia en el Perú es de tal magnitud que reúne de manera simultánea los cuatro factores críticos señalados por Latinobarómetro.
En relación con los resultados de esta investigación, no sorprende que el Perú tenga el nivel más bajo de todos los países estudiados en el rubro “satisfacción con la democracia”. Nuestro país, con apenas 9%, se muestra muy lejos del promedio regional de 28% ¿Cómo interpretar esta situación? Como bien dice el documento, la satisfacción con la democracia es un indicador de desempeño y no tiene relación con el régimen político. Por ende, podemos señalar a la pandemia como un elemento explicativo primordial, dado que el funcionamiento de las instituciones peruanas fue el peor del mundo frente a la COVID-19.
No obstante, no es el único, para los peruanos la actual democracia no está produciendo los bienes políticos que demanda la población. La ausencia de elementos como el acceso a la justicia, la seguridad ciudadana, la dignidad, la distribución justa de la riqueza, los servicios públicos de calidad o la igualdad ante la ley, minan cualquier intento de construcción democrática en el país. La crisis de representación es otro factor clave para entender este fenómeno. El caso de los partidos políticos peruanos es axiomático, ya que también son los más repudiados del continente con 90% de rechazo.
A manera de conclusión, ¿Es factible revertir esta situación bajo las circunstancias vigentes? Mi respuesta es no, el deterioro de la calidad democrática peruana es muy profundo y con las actuales normas y con los actores vigentes no se ve una salida. Mismas reglas y mismos actores producirán inexorablemente iguales resultados ¿Entonces? Para comenzar a revertir esta situación deben materializarse dos elementos claves. El primero es tener un sistema de partidos que por lo menos esté a la altura de la media latinoamericana. Lo segundo es, como diría Luis Aguilar Villanueva, gobernar por políticas públicas, es decir contar con un ejército de servidores civiles de carrera, profesional y altamente calificado, que se dedique a resolver problemas públicos.
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Sobre el autor:
Alonso Cárdenas
Docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya